Asesina


Tiene la vista torva. El cigarrillo amenaza con caerse de esos labios con labial gastado que lo sostienen con pereza. No es muy alta y es difícil determinar si el cabello negro tan corto y ese vestido antiguo (si acordamos en llamar vestido a esa suerte de carpa recta con motivos floridos que insisten en usar tantas abuelas) ayudan a disimular su altura. Sin embargo no es vieja. Toda ella parece una mole encorvada incapaz de agilidad, pero puede sospecharse que cuando alza la vista y enfoca los perdidos ojos verdes, puede resultar temiblemente segura. Compacta y rígida, parece como si su cuepo estuviera cansado de contener la violencia de las emociones del universo. El cigarrillo al borde del abismo, de su abismo, hace equilibrios imposibles para no desmoronarse y estallar, junto con todo el mundo conocido. 

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